Tras la ventana llueve...
y una mariposa muere húmeda
gracias al descuido.
Llueve
mientras los pájaros dejan cables
y cielos temblorosos
y yo no estoy afuera
sino aquí,
rumiando serenatas que no he dado,
debajo de gotas grises y junto
a edificios solos.
Tras las puertas todo llueve
precisamente hoy
cuando la carretera me abandona.
Llueve
y un escalofrío
inunda, no mi pecho,
sino las calamidades
donde yo no participo.
Llueve
y no peco
ni me acongojo
ni rezo
ni pretendo...
Llueve
y hasta ayer pude medir
la luz del sol besando mi nariz.
Llueve
y no estoy harto
de tanto matorral feliz
que a manotazos sobrevive.
Llueve recio,
lagartija en fuga,
fuentes instantáneas
y precipitaciones
donde
caigo
profundo
víctima de una añoranza,
de una huella fresca
estampándose
en el mundo a pedazos
que me falta por andar...