"Poecrónicas"

--Columna Semanal--

ORACIÓN A KUKULKÁN AL PIE DE LA PIRÁMIDE - 06.08.2021

Por Manuel Murrieta Saldívar

Compartir en:

ORACIÓN A KUKULKÁN AL PIE DE LA PIRÁMIDE
Imagen: Frente a la pirámide de Chichén Itzá, Yucatán. Del archivo personal del autor.
  • Arrójate sobre mí, revive la sangre,
    saca, hierve, cimbra mis genes
    prehistóricos, prehispánicos
    ¡Revélate Kukulkán!...
    Levántame en tus plumas hacia tus reinos
    y haz que mi cabeza se transforme en sol,
    mis lágrimas en lluvia
    para que brote el maíz y las agriculturas
    con su regalo de vida y jacarandas.

    Te pido interceder a la bondad
    y la paz de las estrellas y de Venus
    para aliviar el dolor de nuestra Tierra,
    el único planeta que nos das Kukulkán
    y nos impidas conquistar otros
    porque sabes que también los destruiremos
    si antes no nos calmas
    con la fuerza de tus eclipses que construyes perfectos
    enlazando lunas y soles presente y futuros.

    Kukulkán, invítame ahora al equinoccio
    por donde desciendes cada marzo
    en una exactitud de luces y sombras triangulares
    permite quedarme en ti,
    necesito tu destreza de reptil
    para surcar los meses y los años que me quedan,
    ir del Este a Oeste de nuestro continente
    atravesar el aro de tu juego de pelota
    a fin de superar mi pobre dimensión
    y aparecer en las tuyas inmensas de arco iris.

    Requiero Kukulkán me orientes con tu luz,
    ésa que irradias desde Chichén Itzá y Uxmal
    la lleves solidaria hasta Teotihuacán y Tenochtitlan
    --los cimientos del cosmos--
    junto al hermano padre Quetzalcóatl
    y revivas al Aztlán original de garzas y desiertos.

    Kukulkán, dame tus siglos,
    el silencio que arrastras sobre la selva
    que ya me clarifica
    y ofrece el aleteo del quetzal,
    descanso en las alturas de la ceiba
    viendo la lluvia desde ahí
    cómo baja los escalones de tu pirámide
    y lava, limpia y lustra tu lomo emplumado de milagros...

    Kukulkán mírame, estoy en tus fauces
    atravesé generaciones y conquistas,
    tres cielos, dos océanos, istmos y penínsulas
    para llegar aquí,
    a la entrada fabulosa de tu boca de serpiente
    para saber de ti, lo que ocultaron
    e incendiaron en un intento inútil de olvidarte
    Kukulkán
    porque nunca me dijeron cómo rendirte reverencias,
    si debo o no traer ofrendas
    pero aquí están mis idiomas,
    libros, versos, mi herencia convertida
    en descendencias...

    Te traigo, pues, inocente e ingenuo,
    toda mi ignorancia
    para que me ilumines Kukulkán
    y extraigas mi sudor contaminado
    las toxicidades internas que me imponen al norte
    de donde vengo pagando mandas,
    el norte joven, superficial, con sus inventos efímeros
    satisfacciones rápidas y comidas de plástico.

    Haz, pues, que mi cuerpo
    sea azul y diáfano como el agua de cenote,
    beber la pócima del cacao sin azúcar
    sazonarlo sólo con nuestros chiles
    y hierbas olorosas,
    tu receta original Kukulkán
    y pueda conservar mi piel morena
    hacerla más lustrosa y resistente
    al ataque de otras radiaciones

    que mis ojos, por fin, sean igual a tu mirada
    que caza a las galaxias
    que mi ser se transforme
    en un horizonte limpio y sano
    tal y como lo dejas después
    del huracán y la tormenta
    Kukulkán,
    toma, pues,
    mi corazón y transmútalo en amor
    para que regrese por siempre
    la armonía y el equilibrio
    en todo el Universo habido y por haber...

    Chichen Itzá, Yucatán—Turlock, California. Julio-Agosto 2021

    Compartir en:

Envía tus comentarios:

*Obligatorio