¿Cómo fue que llegué
hasta aquí a punto de recibir un documento
que simboliza mucho de mis conocimientos?
¿Cómo es que estoy aquí
rodeada, inundada, de la felicidad y satisfacción
no solo de familiares y amistades,
sino además del empuje de aquellas generaciones
que derrumbaron muros y fronteras
mucho antes que yo?
Estoy aquí, sí, estamos aquí
entre compañeras, compañeros,
a punto de completar un destino
que a su vez nos llevará a otro
y otro y muchas más de logros y alegrías…
Porque no basta solamente
lo de hoy
no
no basta completar este ciclo
antes difícil e imposible
porque podemos lograr más…
¿Acaso no me lo pide mi abuelo
que se quedó paralizado en la frontera,
murió decaído en el arado
o fue repatriado a un cielo,
ilusionado
a través mío,
de ingresar a una biblioteca
gozando de los libros y la sabiduría?
¿Acaso no me lo exigen las incontables
horas extras de mi padre,
las levantadas tempraneras
de mi madre azuzándome
--a veces chancla en mano--
semestre tras semestre, escuela tras escuela,
a llegar puntual a la clase de las siete?
Sí, yo soy aquella niña que desde la primaria
soñó en español llegar a las estrellas,
al puesto de gerente
profesora de prepa o de colegio,
abogada, traductora,
incluso ingeniera de naves y de puentes,
bioquímica y enfermera
traductora o juez,
todas en defensa
de los que van quedando atrás,
olvidados, explotados, violados, abusados
en algún “fil” o campo agrícola,
en la fábrica infernal
o salieron malheridos al cruzar el desierto…
Sí, yo soy aquella
a la que le dijeron
y escuché muy atenta
¡Sí se puede!
“a eso hemos venido”
y al fin
lo logré hoy….!
(continuará)